Dos cabeceras históricas, dos revistas con portadas impactantes que ya no volverán a los quioscos. ‘Interviú’ y ‘Tiempo’ echan el cierre de la redacción tras más de 40 años basados en el periodismo de investigación.
Los factores que han propiciado el cierre definitivo de ‘Interviú’ y ‘Tiempo’ son varios, y que por supuesto, en el mundo de la comunicación tendrán consecuencias concretas.
La crisis del papel
El ‘target’ de la prensa escrita ha ido envejeciendo con los años. Actualmente, los lectores de prensa, tanto online como impresa, se sitúan en una media de edad de 44 años, y los lectores exclusivos de prensa offline, en más de 50.
Los lectores exclusivos de papel se han reducido a más de la mitad en la última década, mientras que el lector exclusivo de prensa a través de Internet ha pasado del 1,1% al 13,7%, según el ‘Libro Blanco de la Prensa’, de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), que recoge los datos más relevantes del sector.
Según esta misma asociación, el número de lectores de prensa diarios se mantiene estable desde el 2010, con en torno a 17 millones de lectores, de los cuales, los de prensa impresa se sitúan por debajo de 8 millones.
Fuente: EGM
‘Interviú’ comenzó su andadura en España con una tirada que en su momento llegó a casi medio millón de ejemplares. Por su parte ‘Tiempo’, comenzó como un suplemento político de ‘Interviú’, aunque acabó vendiéndose en solitario como revista de información general.
Según los últimos datos de la Oficia de Justificación de la Difusión (OJD), en diciembre de 2017, la tirada de ‘Interviú’ se vio reducida hasta los 71.866 ejemplares, y con una difusión de menos de 31.000 ejemplares. ‘Tiempo’ acabó su ‘vida útil’ con una tirada de 46.565 revistas, y una difusión que apenas superaba la cifra de 20.000.
Asimismo, y según los últimos datos de otra fuente de información, el Estudio General de Medios (EGM), ‘Interviú’ contaba 418.000 lectores y ‘Tiempo’ con unos escasos 94.000, cuando hace tan solo 5 años (cuando se empezaron a registrar las mayores pérdidas) eran de 720.000 y 135.000 respectivamente en prensa online.
Esta crisis de la prensa impresa se ha agravado por dos causas, que además se retroalimentan entre ellas:
- Falta de inversión publicitaria: Las marcas cada vez invierten menos en la prensa escrita, y menos en la offline. El público al que llega este tipo de mensajes se ve muy limitado, ya que cada vez es menor el porcentaje de la población que se informa por la prensa escrita impresa.
- Pérdida de plantilla: Debido a la falta de inversión por parte de las marcas, los grandes grupos editoriales prescinden cada vez más de personal y por lo tanto, muchas informaciones ya no son de elaboración propia. Solo hace falta abrir un periódico para comprobar que cada vez son más las noticias que son notas de prensa o teletipos, o informaciones que ya han publicado en internet.
Falta de inversión publicitaria
La AEDE cifra la caída de inversión publicitaria en 12 puntos en la última década, o lo que es lo mismo, se ha visto reducida a más de la mitad en la última década.
El año de mayor volumen publicitario fue 2007, con una inyección en la prensa de 2.065 millones de euros. Pero la evolución de la inversión hacia los medios audiovisuales en detrimento del soporte papel es ‘estructural’, según AEDE. Este proceso implica que el papel cada vez tiene menos presencia en las grandes campañas.
Fuente: AEDE
Esta falta de inversión en el sector papel, tiene también varias causas que arrastra desde hace años:
- Los lectores ya no se enteran primero por la prensa escrita: Hace mucho tiempo que el periódico o las revistas ya no son la primera fuente de información. Hace años se vieron superados en inmediatez por la Radio o la Televisión, y ahora por internet. Sin embargo, antes la prensa estaba conceptuada como información ‘más en profundidad’, ya que era imposible que llegasen antes que los otros medios. Asimismo, con la aparición del fenómeno de ‘periodismo ciudadano’, ya ni siquiera los medios son los primeros en llegar al hecho noticioso.
- Los que leen, cada vez leen menos: Un estudio de ZenithMedia apunta a que en los últimos años la prensa ha perdido casi un 27% de tiempo de lectura. En 2010 se dedicaba una media de 21,9 minutos a la lectura, en 2014 ya cayó hasta los 16,3 minutos y la previsión para 2018 es que siga bajando, y que la lectura diaria se sitúe por debajo de los 14 minutos.
- Cambio generacional: Según diferentes estudios, en torno a un 19% de los millennials españoles han comprado alguna vez un periódico en papel y un 29% nunca lee periódicos.
- La publicidad en papel está cada vez más cuestionada: Los anuncios en papel son unidireccionales, es decir, el lector solo los ve. Sin embargo, cada vez más se busca una publicidad que interactúe con el receptor, y eso solo es posible a través de internet.
¿Hacia dónde se dirige la prensa escrita?
En realidad, nadie sabe con certeza hacia dónde va la prensa escrita ni cuales serán las consecuencias de esa revolución. Pero lo que si se puede vislumbrar es que si las cabeceras de papel impreso siguen con esta tendencia a la baja, es una migración de audiencias hacia los medios digitales.
Es evidente que todos los medios y/o grupos editoriales deberán cambiar profundamente sus estructuras para adaptarse a las nuevas tecnologías. Uno de los nuevos fenómenos cada vez más evidente es la extraordinaria fragmentación de los mercados de comunicación.
La tecnología avanza sin parar, y el futuro al parecer está en los medios digitales. Ahora es el espectador quien demanda y exige qué, cómo y cuándo quiere los contenidos que desea ver, dejando en manos de los ‘productores de contenido’ ir descifrando y evolucionando día a día para mantener y captar a estas audiencias.
Este modelo exige cambios importantes. El medio impreso dispone de cierto tiempo para verificar y contrastar las informaciones. El medio digital incorpora la inmediatez de la Radio o Tv, y la mentalidad de la agencia de noticias.
A diferencia del papel, en el soporte digital cabe todo lo que se quiera introducir. Dar la noticia lo más pronto posible se convierte en un imperativo categórico, lo cual puede afectar a la calidad de la información si no se establecen mecanismos de control de calidad ágiles, pero también muy severos para contrarrestar el factor de inseguridad que la prisa representa en el buen periodismo.
Las consecuencias
La crisis del papel es un hecho. Teniendo en cuenta las cabeceras de las que estamos hablando (cuyo mayor valor eran los reportajes), desde hace años se observa un cambio de tendencia.
A pesar de que aún existen revistas o diarios en formato físico que siguen publicando reportajes (Muy Interesante, Jot Down, El País, El Mundo, ABC…) con la aparición de internet se ha cambiado la forma de consumir este tipo de género periodístico.
Los reportajes se consumen cada vez más en formato audiovisual, y no solo eso, se consumen a través de plataformas digitales como Youtube, o en los últimos años, a través de Neftlix.
La información escrita muchas veces se queda corta, y es necesario ampliar la información mediante la red. Basta con poner cualquier tema de reportaje en un buscador, para que aparezca contenido audiovisual.
Las redes sociales son también actores principales en esta ‘revolución’, ya que son el camino a la mayoría de contenidos reportajeados. Revistas citadas anteriormente, que cuentan también con formato offline, como Jot Down, cuentan con casi 200.000 ‘Me gusta’ en Facebook y casi 300.000 seguidores en twitter, o la revista Muy Interesante, que en Twitter cuenta con casi 9 millones de followers.
Asimismo, y como caso de éxito de reportajes a través de las RRSS, es PlayGround. Cuenta con casi 15 millones y medio de ‘Me Gusta’ en Facebook y 101.000 followers en twitter.
La forma de consumir reportajes ha cambiado, y por lo tanto, el foco de los ‘consumidores de contenido’ también. Adaptarse y entablar relaciones con los nuevos medios es crucial para que nuestro contenido tenga presencia tanto en los medios como en las RRSS.
¿Crees que esto es así? Comenta y deja tus impresiones.
Fernando Martín – Marketing en Acceso